Si me obsequias tus risas
luego no borres mi sonrisa.
Si me obsequias tu calidez
luego no enfríes mi alma.
Quiero tu sonrisa desinteresada,
aquella que en verdad cree en mi,
la que despeja incertidumbres,
la que alegra el corazón.
Quiero la complicidad de las palabras,
las que dicta el corazón sincero,
las que no entienden de secretos,
las que quieren ser dichas al mundo.
Si me regalas tus risas,
si consigues que vuelva a creer en la ilusión,
sé valiente y afronta tus actos,
pues te habrás ganado mi corazón.
Así pues no obsequies calidez
si no pretendes mantener viva la llama.
No confundas amor con pasión
no digas te quiero cuando solo deseas.
Regálame tus sonrisas
para borrar mis dudas.
Bríndame tu calidez
si brota de tu corazón.