No te soñé, no
te sentí muy cerca de mi,
al otro lado de la inmensa cama.
Una realidad
que había creído imposible,
no era tiempo de sentir.
Pero al voltear mi cara…
allí estabas durmiendo sin temores
cual niña indefensa.
Y mi alma se despertó
velando porque el fantasma no te tocara,
llevando calor a tu lado frío.
Entonces abrí mis ojos
no era sueño, no era burla
todo lo escrito era realidad.
La noche había caído y tu seguías ahí
dormida, confiada e indefensa.
Y entonces lo sentí
era amor, había vuelto a mi.
Autor: Sole Moreira
Fotografía: de la red
Derechos reservados