Aquel que llegó a creer cuanto vio
se dio cuenta de su falta de dioptrías.
Nubes imperceptibles obstaculizaban la visión,
tan solo conseguía ver una verdad a medias.
Aquel que llegó a brillar con tu imagen
ahora se baña con lágrimas.
Ellas son las únicas que hacen brillar,
la ahora apagada mirada.
Quizás ha llegado el momento de ponerse lentillas,
y aunque el corazón siga como el mar embravecido,
dejaré de caminar con la difusa nube al frente.
Será el primer paso para encontrar la verdad.
Quizás ha llegado el momento de olvidar la diaria limpieza de ojos,
decir hasta otra a las persistentes lágrimas,
el momento en que sea la esperanza quien ponga brillo a mi mirada.
El momento de abandonar el cansancio ocular.
Compraré la lentilla más resistente,
conseguiré la mirada del lince,
y ni nubes ni mar embravecido
volverán a apagar mi mirada.
___________________
Autor: Sole Moreira