Me aferré a ti porque sentí.
Sentí cuanto podía darte,
la fortaleza que adquirías al tocarme,
mientras mis palabras eran tu mar en calma.
Absorbiste cuanto amor desprendía,
mientras me ofrecías destellos de pasión,
coronados con la seguridad de tus palabras.
¡Con que poco iluminabas mi día!
Ahora, tu sonrisa se tornó fría
y sentí vacío mi corazón.
Te olvidaste alimentarlo con tu amor
mientras consumías su interior.
Ojos de ángel acompañados de frío corazón,
perfecto jugador de corazones sensibles.
Ya no volverás a alimentar tu frío con mi calor.
_______________
Autor: Sole Moreira
Derechos reservados