¿Recuerdas la melodía?
Primero se movían tus dedos
hasta conseguir su ritmo.
Después era tu pié
punteando distraído cada tiempo.
Desentumecías cada músculo de tu espalda
mientras tu cabeza asentía.
Y, de pronto, tu cuerpo se alzaba
necesitado de seguir el compás,
hambriento de liberador movimiento.
No pierdas esa melodía,
regala su sonido al momento que sientas perdido,
saluda de nuevo cada una de sus notas
mientras reactivas tus posibilidades.
_________________
Autor: Sole Moreira
Derechos reservados