Aquel que se cree conocedor de gentes,
sabio lector de mentes,
traductor infalible de gestos.
Aquel que ve en la explicación pretexto,
dotó de falsa etiqueta a tu identidad.
Aquel, casi consigue encorvar tus hombros,
rasgar tus vestiduras.
Pero tú no lo has permitido
manteniendo tu caminar erguido,
la elegancia innata de tus modos,
el porte digno de cuanto te arropa,
mientras analizabas el adjetivo adquirido.
Comprendiendo el error que pudo llevar a ello
aprendías algo nuevo de ti mismo.
Porque has comprendido que no eres perfecto pero…
no hay mayor imperfección que creerse perfecto.
El que se sabe imperfecto puede intentar mejorar,
el que se cree perfecto aumentará su imperfección.
Autor: Sole Moreira
Fotografía: de la red
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