Atrapando lo bello

El pórtico me llamaba, necesitaba tocar aquella cálida piedra, reposar mi cansada espalda mientras la mente trabajaba.   La piedra absorbió el cansancio, mis ojos la belleza de la plaza. Pero mi mente no paraba, buscaba, pensaba, objetaba. Estaba respirando tu aire, oliendo una tierra desconocida, imaginando tus pasos por la plaza. Dando vida aSigue leyendo «Atrapando lo bello»