Y el día vivió…
abrazado a la noche,
porque yo fui tu día
y tú, tú mi noche.
Y la vida era…
un eterno atardecer
un continuo amanecer.
Y aunque mis brazos…
quieran sostenerte,
mis besos se han cansado,
ya no son el apasionado regalo.
Y duele…
duele no saber,
no saber que poder darte.
Porque veo…
como la noche sigue aferrada al día.
Pero siento sus estrella cansadas,
tan apagadas como mi sol.
Así pues, perdona…
perdona si termino siguiendo mis pies,
si retomo camino sin mirar atrás.
Pero quizás…
quizás tus estrellas necesiten de otro sol,
quizás mi sol necesite despejar las nubes,
quizás la historia no comience ni termine en ti.
Perdona…
perdona si llego a buscar algo más,
entiende que aun con miedo,
quizás llegue a volar.
Autor: Sole Moreira
Fotografía: de la red
Derechos reservados