Acechante, expectante…
analizando sus movimientos,
recordando lo no hecho ,
buscas forma y modo de volver a ella.
Y aparece el miedo…
miedo al rechazo, a lo no dicho,
pavor ante el posible fracaso
y la triste aceptación de haber olvidado.
Olvidado la rosa diaria
el mimo ante un mal día
la llamada a deshora porque sí
olvidado mantener la ilusión.
Busca en tu interior
fuerte, seguro de ti mismo,
sin reproches por lo no dicho.
Deja que actúe el tiempo y obra con calma.
Y comienza a dar algo de lo recibido
sin preguntas ni motivos,
de cuanto ella te ha ofrecido.
Llena el vacío surgido.
Callada…en su mundo,
ella espera el resurgir de lo sentido.
y tú…has de renacer,
que vuelva a sentir tu presencia.
Con calma, sin prisa…
fuera angustias y requiebros.
Con calma, sin prisa…
tan sólo caricias y risas.
Es momento de mostrar tu fortaleza,
de mostrarte amigo y no amante,
de ilusionarla con tus palabras…
mientras esperas la cita con el reencuentro