El crepúsculo me llevó a pensarte
imaginando como contarle al mundo
el sonido de cada uno de tus pasos.
Y, mientras lo hacía,
no quise ver más luz que la ofrecida por la luna.
Mientras lo hacía,
no quise más compañía que mi piano y tu esencia.
Te pensé gélida.
Impasible, implacable
ante el que intenta atemorizarte.
Caminar erguido a pleno día,
aquel capaz de ocultar el temor,
defensa ante el que intimida.
Y mi piano simulaba el sonido del frío acero.
Te presentí pasión
alocado calor lleno de vida
ante el que despierta tus besos, tus abrazos y caricias.
Arrebatador baile nocturno
aquel que diluye dudas.
Oda a la vida, la felicidad, la dicha.
Y mi piano hablaba del alma que tu corazón abriga.
Te pensé acompañado de la luna
mientras tu danza me mostraba a tu duende y a tu bruja.
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Autor: Sole Moreira
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