Olvidamos la fuerza de la esperanza
aplacados por la tormenta que acecha nuestro nido.
Aceptamos la furia del incomprendido
pensando el dolor como incurable enfermedad.
Olvidamos… aceptamos…
nos perdemos en la debilidad de la inseguridad
y la negatividad oscurece cualquier posibilidad.
Si sientes las nubes amenazantes, olvida la inseguridad
ya sabes que lloverá y luego… saldrá el sol.
Reactiva tu fuerza mientras secas la lágrima,
siente el valor de la esperanza, pues ella sigue ahí.
Quizás se muestre agitada por la ventisca,
pero la sabes aferrándose a quien la alimenta,
aquel que optimiza la posibilidad por mínima que sea.
No temas la tormenta, su fuerza depende de tu fuerza,
su furia se mitigará aprendiendo a calmar el dolor.
No aceptes ni sientas derrota sin antes presentar batalla.
No olvides cuanto te hace reír y cultivarás la positividad.
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Autor: Sole Moreira
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