Los segundos se sumaban llegando al minuto,
los minutos bailaban hacia las horas,
las horas se comían al repleto día.
Y tu crecías mientras vivías.
Y ahora pareciese que solo hay horas comiéndose al día.
Pero…¿Qué más da cuan de prisa pase el día?
exprime tus horas olvidando los minutos,
brilla con el día a pesar de la tormenta,
juega con la noche y el día a tu antojo.
Ahora has de ser tú quien le baile al día
A fin de cuentas…¿Qué importan las horas?
La felicidad aportada en un minuto eclipsará todo lo demás,
la carcajada inoportuna en el trabajo eliminará las horas de esfuerzo,
la belleza de un sueño te hará olvidar el paso de los años.
Piensa en tu vida como la lámpara de Aladino,
frotándola un poco cada día brillará tu vida.
Autor: Sole Moreira
Fotografía: de la red
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