A veces asalta mi mente,
mi sorprende el recuerdo…
la intensidad de aquel único beso.
Una tarde de lluvia,
dos personas refugiándose en un café,
miradas que se encuentran
y necesidad de hablar.
Un café de horas…
que semejaban minutos.
Una charla amena, inofensiva.
El olor a café…
la lluvia que no cesaba,
el mutuo amor por la música,
la afinidad de dos desconocidos.
Y llegó la hora de partir
y el adiós todavía no era oportuno.
Dos seres refugiados bajo un paraguas.
Callados por un instante, volviendo a sus mundos.
Sintiendo el calor del otro,
recordando lo hablado,
necesitados de más tiempo.
El beso surgió
tímido, solicitando permiso
atrapándonos mientras demorábamos su fin.
Hermoso, bello recuerdo.
Y…aunque no he vuelto a verte,
sigue calentando mi recuerdo,
provocando una dulce sonrisa.
Porque… aun siendo único,
en verdad fue auténtico.
Porque… aun siendo único,
removió mis cimientos…
paro mi vida por un momento…
llevó preguntas a mi mente…
y dudas a mi corazón.