¿Por qué?
¿Porque nunca lo he tenido?
Muerto, igual que tus regaladas flores.
Y hoy, entre manidas y duras palabras…
lo siento muerto
Pero… ¿Por qué?
Ni un adiós, ni una lágrima…
Y yo, llorando cual niño,
triste ante tu recuerdo.
Tan lejos del infierno y de ti.
Encendiendo el fuego, anegando el alma
tu nombre y tus palabras recordadas.
Dulce y doloroso amor huido.
Y veo tus marchitas flores regaladas
y mi cielo se vuelve duro, negro… gris.
Y recuerdo como llegaste a tocar mi alma
y mi musa aparece mientras se enciende la llama.
No te diré adiós,
ya te has convertido en mi mismo.
Ahora solo quiero escuchar a mi musa,
la que habla del lejano infierno y el triste cielo.
Me aferraré al adiós no dicho
pensando en el retorno de lo que huyó.
Y te regalaré cada día una lágrima de mi alma,
hasta que comprendas que en verdad te necesitaba.
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Autor: Sole Moreira
Del Blanco y negro al color