Y ahora que me has leído,
piensa en el miedo, las lágrimas, la falta de emociones,
en todo invidente de emociones que terminó tallando tu escudo.
Asómate al mar buscando el por qué, analizando el después.
Y sabiéndote madre, padre, hijo, hija… ábrete
a la realidad del amor huido, el imaginario sentir, el depredador de momentos.
En medio del vacío encontrarás el sol que caldeará tu otoño y,
conociendo tu idea, locura y necesidad
templarás tu pluma.
Cada recuerdo amigo será un puente hacia el futuro,
llevará la sonrisa a tu dormido bosque y tu mano
dará vuelta a la página.
Reconocí tu alma y ahora te invito,
con la partitura impresa en mis palabras,
te invito a decir ¡Sí a la vida!