¿Por qué? ¿Porque nunca lo he tenido? Muerto, igual que tus regaladas flores. Y hoy, entre manidas y duras palabras… lo siento muerto Pero… ¿Por qué? Ni un adiós, ni una lágrima… Y yo, llorando cual niño, triste ante tu recuerdo. Tan lejos del infierno y de ti. Encendiendo el fuego, anegando elSigue leyendo «Amor huido»