Tu pluma sintió mi lienzo marco ideal para tu sueño
y comenzaste a escribirme.
Dedos bailando la armonía de tu pensamiento
practicando tu perfecta caligrafía,
dedos que acariciaban el placer
y mi lienzo reaccionaba hasta que comencé a leerte.
Narrabas primavera que no entiende de tormenta
la que omite la lluvia,
desoye la frialdad del viento.
Me escribías pero no escuchabas.
Enamorado de la pureza del lienzo olvidaste alcanzar su alma,
templar la pluma que acariciaba,
dotarla del tiempo que acompaña, escucha, apoya,
aquel que acepta la tormenta y no teme afrontarla.
Templa tu pluma hasta que entienda
la posibilidad de lo imperfecto en un amor que quieres perfecto.
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Autor: Sole Moreira