Tu necesidad… se fue apagando,
pero mi mano solitaria, siempre encontraba la tuya.
Y me acostumbre a ese medio estar,
el hábito se convirtió en modo y,
con el tiempo, esa ausencia estando
se tradujo en no necesitar yo de ti.
Mas, cuando la balanza parecía equilibrada,
tu mano comenzó a buscar la mía,
y yo la tomé gustosa, pero sin nervio.
Gustosa de ser compañera y amiga.
El aislamiento despertó tu necesidad,
la necesidad atrajo tu urgencia,
la urgencia… decisiones precipitadas
y surgió el daño donde antes hubo armonía.
Pero mi mano, seguirá tomando tu mano,
mis sonrisas… buscando respuesta en las tuyas.
No confundas el no mover mis fibras
con un adiós o un final.
Porque, no sentiré la necesidad de saberte a mi lado,
pero siempre… siempre querré saberte feliz.
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Autor: Sole Moreira
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