No sé, no sé si no entiendo o no quiero entender pero…¿En verdad hemos de juzgar por cuanto dicen… o por lo que hemos llegado a conocer? ¿Qué es lo lícito o ilícito…lo correcto o incorrecto?
La presencia más dulce puede esconder un corazón de hierro, una mano presta a dañar. El semblante más duro y tenebroso llegar a sorprendernos con la bondad que oculta.
El miedo de algunos a mostrar su realidad, les lleva a vivir en una mentira. El no querer afrontar su propio yo termina obrando siempre en su contra, dañando cuanto aman, tirando la toalla una y otra vez, sintiendo que no merecen más de cuanto tienen. La mano presta a dañar necesita dominar sus tormentos, el corazón escondido no temer al sufrimiento porque al esconderse sufrirá doblemente.
el violento no admite la necesidad de ser tratado, culpando a los demás por haberlo alterado. El bravucón se niega a reconocer el dolor sufrido, impidiendo así la curación de la herida.
Y el espectador opta por alejarse de ambos, viendo el hielo en su corazón.
Pero cuando se relajan y te permiten ver más allá, pasas de ser mero espectador a querer mostrarte mano amiga. Por que es inhumano permanecer indiferente ante la visión de quien prefiere autodestrucción a asumir la vida.
Y tiendes esa mano a quien creía no necesitarla, viendo como se aferra a ella, sintiendo como puede llegar a dañarte su entorno tejiendo la más intrincada tela de araña. Mas, aun expuesto a ser señalado con el dedo, permaneces a su lado.
Porque sabes que, quien creía no necesitar, la máquina de hacer heridas… si consigue desoír cuanto daño le acecha, la crueldad que le rodea…terminará encendiéndose con la luz aportada por tu mano, con la sonrisa franca y el calor de tus palabras. Porque crees que aun tiene valor la palabra humanidad y te preocupas en mostrarle que en verdad existe.
En la era de la frialdad tecnológica, de la prisa por vivir, por ser más, por llegar a cualquier precio nunca debemos olvidarnos de nuestro lado humano. Las segundas oportunidades existen solo basta con que así lo creas.
Autor: Sole Moreira
Fotografía: de la red
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