No hay fuego más devastador que
aquel que arde en nuestras entrañas,
el que despierta al diablo oculto,
aquel que llega a justificar la venganza.
No hay tormenta más poderosa que
aquella creada en nuestra mente,
la que no sabe de descanso,
la que no entiende de paciencia y espera.
Si consigues que las nubes descarguen su furia
a través de un torrente de agua,
obtendrás un tibio calor donde antes hubo fuego,
y el diablo aportará ingenio olvidándose de la venganza.
Si consigues vencer la tormenta
ya no habrá ramas secas si no el verdor de la pradera,
y tu ángel jugará con tu demonio
aportando ternura y alegría al día.
Se ángel ante el que necesita
el entendimiento, una palabra de aliento.
Se demonio ante el que busca
la risa un día triste, la locura del momento.
Da calor a tus días con un toque de diablura,
escuchando al corazón y no siempre a la razón.
Da amor a tu vida escuchando a tu ángel,
tu alma…tu esencia.