Se dejaba ir. Mentalmente llevaba huyendo desde hacía tiempo.
En su intento por no dejar que el dolor invadiera su vida, lo único que verdaderamente había conseguido era que este se intensificara. Ruptura, perdida, inseguridad…impotencia hacia donde dirigiese su mirada o su mente, nada positivo o esperanzador, tan solo un muro que la arrinconaba.
¿Sería ese el motivo que la llevaba a aferrarse a cualquier persona o cosa que le sacase unas risas?
A pesar de las carcajadas momentaneas, las risas y las sonrisas forzadas estaba rota por dentro, resquebrajada, sin ganas… Todo ello era muy difícil de asimilar por la persona que tenía a su lado, lo cual hacía que su visión de la vida, del futuro pasase del gris al negro en nanosegundos.