Aprender a disfrutar de la belleza es un arte. Quizás…quizás sea la asignatura pendiente en el plan de estudios.
Vivimos en una sociedad competitiva, una carrera de obstáculos continua. Da igual cuan atractivo sea todo aquello que rodea el obstáculo, lo importante es salvarlo, nos apremia el avance y olvidamos todo lo demás. Olvidamos hasta tal punto, que solo hay gratificación en el logro.
¿Y el disfrute durante el camino?
Enseñemos al niño el valor del sentimiento: la importancia de dar la mano a quien se cae, el calor reconfortante de un abrazo, la paz transmitida por la naturaleza, la necesidad de apoyar y sentirse apoyados, el arte de meditar para conocernos. Una pequeña clase para enseñarles a apreciar lo bello de cuanto les rodea.
Quizás este sea el primer paso, un pequeño grano de arena, para que en sus vidas la balanza de momentos felices pueda con la infelicidad.
Párate a disfrutar
