Dos islas separadas por un mar de incertidumbre,
rocas que tan solo rozan el agua por temor a hundirse,
arena negándose a abandonar su playa temiendo perderse entre los arrecifes,
palmeras temerosas a dejarse llevar por el viento y perder sus raíces.
Dos islas comunicándose a través del fuego nocturno,
rocas expectantes al acercamiento centímetro a centímetro,
arena fría cada noche anhelando el mutuo calor,
palmeras susurrando la necesidad de mecerse juntas.
Pero a pesar de la distancia escucho tu mensaje,
porque, aun siendo inamovible roca y perezosa arena,
hay vida en nuestro seno, comunicación en la distancia.
Porque, cuando mi pájaro vuela el tuyo se gira y lo mira.
Y ellos…ellos sí pueden tocarse, hablarse…
juntos pueden volar más alto…
conseguir unir el espíritu de ambas islas.