Todos llevamos dentro a esa dulce persona que escucha y comprende. El problema está en encontrar el equilibrio entre ángel y demonio, en saber cuando ha de jugar cada cual.
No impongas barreras a tu luz por temor a que la oscuridad la agote.
No dejes que la pureza del blanco se vea corrompida por el rojo dolor.
La vida, es una paleta de colores en la cual, hasta el negro más intenso tiene cabida, solo es necesario saber cuando has de elegir cada tono. Aprecia el valor de cada instante, de cada matiz y nunca te olvides de cuidar a tu Ángel y jugar con tu Demonio