Sin percibir su toque, saberla existencia… Sin escuchar su sonido, el latido…. Sin saberla alma, aire, rocío… Sin apreciar cada gota, fresco bálsamo… En la sequía, ella te hablaba del atrayente rio, océanos hermanos, paisajes nutriendo el sueño perdido. En la aparente calma, de la tinta derramada, se presentó mi hada a tu atenta mirada.Sigue leyendo «Gotas de rocío»