Hoy tomé prestado tu guiño. Abrazado por aquello cuanto no entiendo, aún preso del inmovilismo más fiero, busqué tu sedosa textura, abrí mis ojos a lo impreso en pluma y lo encontré. En el laberinto de un jardín nacido de espinas, atrapado entre cuanta vocal uniste a la consonante precisa, hallé el guiño queSigue leyendo «Guiño amigo»