Lo hice mío, porque lo necesitaba.
Lo hice mío y replegué mis alas.
Ya no existía necesidad de surcar el cielo
porque el bosque se convirtió en su reflejo.
Alma herida a la deriva,
temiéndose fría y vacía.
Alma dolida y sangrante
la de mi dama errante.
Pero el sauce me acarició,
el pino resguardó mi lluvia,
el abeto me mostró el sol y
la madreselva me habló del color.
Lo hice mío y replegué mis alas.
Ya no precisaba más vuelo que el de mi mirada.
Lo hice mío porque en él encontré
lo bello, lo humano, lo bueno… al fin te encontré.
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Autor: Sole Moreira
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