Lo hice mío, porque lo necesitaba. Lo hice mío y replegué mis alas. Ya no existía necesidad de surcar el cielo porque el bosque se convirtió en su reflejo. Alma herida a la deriva, temiéndose fría y vacía. Alma dolida y sangrante la de mi dama errante. Pero el sauce me acarició,Sigue leyendo «CESÓ EL VUELO»