Mi fantasía prometió el te quiero eterno a tu realidad, suavizó con caricias la crudeza de tus días, aportó la pasión de quien idealiza. Y razonó, justificó, enmudeció mi protesta por temor a generar más arruga en nuestra tela. La creía única, irrepetible… su destino. Ahora calla, asiente, dormita mi protesta cuidando la hilvanadaSigue leyendo «¿AMOR ETERNO?»