Caminaba sin rumbo
hacia una arena de lágrimas,
dejando por el camino
una estela de gracias.
La gracia de sentir a quien la tocaba,
la de reír con la mirada.
La gracia de mostrar a aquel su alma…
Ahora su gracia se secaba.
Y llegó a la silenciosa playa,
mar de arena húmeda y salada
donde abandonar su lágrima,
aquella que tanto pesaba.
Desprendió la lágrima callada,
mientras el sol la calentaba.
Y tú, tú la mirabas y pensabas
cuanto darías por rescatarla.
Pensabas, cuan fácil habría sido
alimentar con tu gracia su gracia.
Pensabas, cuan ciego habías estado
al no ver que se apagaba.
Y ahora, ella busca otro amanecer
Y ahora, tú luchas por ser él.
Ahora, que decide abandonar su lágrima,
eres tú quien quiere conservarla.
Tú, quien sea la arena que la absorba,
tú el alimento de su gracia.
Quizás, si te mantienes a su lado en calma,
podrás volver a escuchar su corazón y alma.
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Autor: Sole Moreira
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