Chillar…gritarle al mundo…puede llegar a ser terapéutico.
Y no hablo de gritos de venganza, insultos, improperios…hacer valer tu palabra con faltas de respeto o amenazas. Todo esto tan solo lleva hacia un respeto ficticio, a que nos mientan para evitar un asalto a su persona por miedo a la agresión, a que nos teman y huyan. En definitiva… nos lleva a la más absoluta de las soledades.
Tampoco hablo del grito de dolor ante una herida, si no de aquel dicho con palabras serenas, con razonamientos lógicos y actos consecuentes. Un sonido mudo pero tan intenso como tú quieras hacerlo, un no cesar en el intento de tener tu propio espacio en el mundo.
Y…si a veces, en la soledad de tu casa, necesitas chillar con todas tus fuerzas…hazlo. Porque esa será la mejor terapia… el chillarle a tus dudas y miedos, chillarle a los momentos de impotencia e incomprensión, espantarles cual fantasma.
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