A veces…a veces me gustaría ser volcán,
ver pasar la vida en silencio
explotar sin aviso cuando algún sentimiento aflora
y…y luego volver al letargo.
A veces…a veces admiro a esas personas impulsivas,
aquellas que devoran con la mirada cuanto les gusta,
aquellas que no miden sus palabras cuando algo les daña.
Personas que expulsan cuanto sienten para luego continuar su vida.
A veces…a veces pienso…
quizás a ellas les sea más fácil vivir un intenso amor,
quizás expulsen antes sus demonios a través de impulsivos ataques…
Dejando aflorar su ira ante un posible daño, besando cada momento con el ser amado.
Pero he nacido con un diablo demasiado perezoso,
un diablo con pocas ganas de tropezar con sus semejantes.
Nací evitando disputas por que otros no entiendan como soy.
¿Qué beneficio se puede obtener al hacer valer tu palabra a través de la riña y la discordia?
Seguiré sintiendo un dolor callado ante el ataque o la pérdida,
practicando el llanto seco cuando vea partir una ilusión,
refugiándome en mi mundo ante la incomprensión.
Pero sin perder la esperanza de que algo bueno llegará.
Podrán rozar mis alas y resquebrajarlas,
pero nunca permitiré que el daño llegue a ser irreparable,
no consentiré que alguna espada sea capaz de cortarlas.
Podré decir adiós a un sueño pero…nunca dejaré de soñar.
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