Perdona…
quizás no supe decir,
la duda aisló mis palabras,
trabajé de más la incertidumbre…
Perdona, disculpa.
Entiendeme:
la desconfianza surgió de tu habla,
mi silencio… de tu falta.
Titubeantes fueron tus pasos aquella mañana.
Comprendeme, intuye.
Dabas y al mismo tiempo quitabas.
Regalabas promesas de un mañana,
anulabas la creencia con la sospecha falsa.
Era miedo, ahora lo sé.
Y me digo, y te digo:
Te quiero.
Mi desnudo reflejo admite,
tras calmar corazón y mente,
el fallo al enmudecer mis palabras.
Ahora,
despierto la voz no dicha al espejo de tu mirada:
Quiero anular tu sospecha,
aceptar tu promesa,
entender que es posible un mañana.
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Autor: Sole Moreira
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