Explosión de color o angustia invitando a la batalla,
quién sabe.
Tal vez el susodicho color sea el premio tras la batalla.
Dama inquieta que visitas mi humilde morada,
da tregua a esta espalda cansada.
Deja fluir la idea que proyectan mis ávidos ojos.
Pues, la mirada apagada,
se transforma en acuarela de audacia.
El silencio y la desgana desvisten sus armas,
se rinden ante la proyección del mañana.
Explosión de color tras la batalla.
Perfecta razón barriendo angustia,
inigualable arma contra silencio y desgana.
Te acogeré por instantes temida dama.
Pero jamás apagarás el sí de mi mirada.
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Autor: Sole Moreira
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