Fuiste sembrando sueños
mientras tus manos trabajaban el jardín.
Arrancando cada mala hierba,
tu convicción se reafirmaba
y la ilusión crecía.
Contemplando cada brote del rosal,
mientras lo protegías de toda plaga,
tu esperanza florecía.
Y ahora… ahora dices que se fue su magia,
que sientes monótono lo que en otro tiempo fue bello.
¿A caso has olvidado que puede ser remodelado?
No desistas en conservar tu jardín,
mantén las manos activas
dirigidas por una nueva ilusión.
Sé el alma de tu rosal,
aquella que no marchita el invierno,
la que celebra sus primaveras.
y vuelve a brotar con vigor y fuerza.
___________________
Autor: Sole Moreira
Derechos reservados