Concédeme una hora, tan solo eso gritó mi alma al despertar, hoy quiero mostrar mi riguroso luto. Déjame escuchar al cuervo de nuestro árido paraje, caminar entre la tierra helada y las frías piedras, llorar mis lágrimas hasta llevar tibieza a cuanto piso. Dame una hora para vivir mi dolor, los minutos justos para despedirmeSigue leyendo «Adiós»