Inseguridades… mil, dolor… hay momentos en la vida que… a cada paso.
O no vives o siempre estás propenso a equivocarte. Pero… ¿Vas a dejar de moverte por ello?
Ni puedes, ni debes.
Cuando digo » me fuerzo a sonreír» podrías pensar que declaro al mundo la inexistencia de motivos para ello. Sin embargo, lo que en realidad proclamo, es la guerra a la tristeza, negarme a que las dificultades me venzan. Y, sino desespero en la batalla, llegará un día en que mi sonrisa no será forzada, porque al dejar a un lado la pasividad, dejo que poco a poco entren en mi vida nuevos motivos para sonreír.
Por eso te digo: Por más grande que sea el dolor, no dejes que la inactividad enferme tu mente.
Lucha, actúa mostrándole al dolor que todavía puedes sonreír.
Reblogueó esto en Sole Moreira.
Me gustaMe gusta