Inseguridades… mil, dolor… hay momentos en la vida que… a cada paso.
O no vives o siempre estás propenso a equivocarte. Pero… ¿Vas a dejar de moverte por ello?
Ni puedes, ni debes.
Cuando digo » me fuerzo a sonreír» podrías pensar que declaro al mundo la inexistencia de motivos para ello. Sin embargo, lo que en realidad proclamo, es la guerra a la tristeza, negarme a que las dificultades me venzan. Y, sino desespero en la batalla, llegará un día en que mi sonrisa no será forzada, porque al dejar a un lado la pasividad, dejo que poco a poco entren en mi vida nuevos motivos para sonreír.
Por eso te digo: Por más grande que sea el dolor, no dejes que la inactividad enferme tu mente.
Lucha, actúa mostrándole al dolor que todavía puedes sonreír.