Navegaba sin miedo,
presa de la ilusión, las ganas.
Navegaba confiada…
la mar aparentaba calma.
Un momento de relax al caer el día,
descansando de poses, apariencias…
Sola frente a los elementos,
necesitada de dejarse llevar por la brisa.
Pero la brisa dio paso al viento
y el vendaval sustituyó al viento.
Y ella…ella se encontraba en medio,
tarde para regresar a puerto.
Quería llegar a su propia tierra,
mantener la ilusión intacta,
renovar sus ganas y explorar la posibilidad…
la posibilidad de dar y recibir confianza.
Si sabes cuando has de virar…
si cuentas con robusto mástil, con velas a prueba de vendaval,
no habrá navegante hostil que consiga frenar tu avance.
Sin quererlo, él te enseñe a ser mejor navegante.